SER LUZ, O BRILLAR-Ensamble Espiritual-Episodio 13
humberto@beeon.co
Déjame hacerte esta pregunta:
Qué prefieres: BRILLAR, o SER LUZ?
Hace poco me encontré con una idea fascinante desde la ciencia que me llevó a una reflexión profunda sobre liderazgo, impacto y sentido:
Las cualidades de la luz!!
Te invito a leer el artículo, o a ver el video, y a responderte la pregunta:
En 2026 quieres ser luz, o quieres brillar?
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Cada vez que se acerca el cierre de un año —y más aún cuando se asoma uno nuevo con la promesa de cambio— solemos hacernos preguntas importantes. Algunas son prácticas: metas, proyectos, planes. Otras, más profundas, tocan el sentido de lo que hacemos y de cómo queremos estar en el mundo. Hoy quiero proponerte una pregunta sencilla, pero poderosa:
Para el 2026, ¿quieres ser luz o quieres brillar?
No es una pregunta trivial y, para explorarla, quiero invitarte a una metáfora que une dos de mis grandes pasiones: la ciencia y la espiritualidad. Porque, aunque a veces se nos presenten como mundos separados, cuando se encuentran explican la vida de una manera hermosa.
¿sabías que la luz es invisible?
Los fotones —esas partículas de energía de las que está hecha la luz— no pueden verse mientras viajan por el espacio vacío. Si un rayo de luz atravesara el universo sin encontrarse con nada, sería imposible detectarlo con nuestros ojos.
Lo que realmente vemos no es la luz en sí misma, sino su impacto. Vemos la reacción que se produce cuando la luz interactúa con la materia: cuando toca los electrones de los átomos, cuando rebota, cuando es absorbida o reflejada. En otras palabras, no vemos la luz; vemos lo que la luz provoca.
Y esto es algo muy loco!: la luz, aunque es invisible, hace visible todo lo que toca.
Ella no brilla para sí misma, pero hace que todo lo demás brille. Qué metáfora tan bella!
Brillar o ser Luz?
Con todo lo anterior, si quieres brillar, busca captar la luz que emiten los demás. Y cuanta más luz logres capturar, más brillarás.
Por otro lado, si quieres ser luz, ten presente que ser luz no implica necesariamente ser visto. De hecho, muchas veces ocurre todo lo contrario. La luz, como ya vimos, no se nota por su presencia directa, sino por su efecto. Quien decide ser luz no se obsesiona con la visibilidad, sino con el impacto.
Ser luz es iluminar caminos, revelar posibilidades, acompañar, guiar, inspirar, aun cuando nadie diga tu nombre o reconozca explícitamente tu aporte. Es aceptar, con serenidad, que puede que no te vean, pero sí verán lo que ayudaste a crear.
Cuando eliges ser luz, dejas de vivir pendiente del reflector y comienzas a vivir atento a las personas. Tu foco ya no está en cómo te perciben, sino en qué está ocurriendo en quienes tocas con tu presencia, tus palabras y tus acciones.
Como la frase que dice: “por sus frutos los conoceréis”, serás visible, no por tu brillo, sino por hacer brillar a otros.
Todo esto está relacionado con el verdadero liderazgo. El liderazgo auténtico no es una carrera por brillar más fuerte, sino una vocación profunda de servir como fuente de luz.
Si este artículo te ha invitado a reflexionar, te invito a hacerte nuevamente la pregunta:
Para el 2026, ¿quieres ser luz o quieres brillar?